Esta sección la voy a dedicar a transcribir algunos de mis sueños lúcidos personales, ya sea porque me parecen historias interesantes, les tenga cariño o posean algún significado especial para mí. Los sueños lúcidos me parecen un concepto muy interesante, pues, ya hay diversos estudios que han demostrado que poseen características terapéuticas, concretamente por la capacidad de poder controlar el contenido y desarrollo del sueño, pudiendo llevar un sueño tenebroso a uno más amigable para tener un descanso más efectivo. Aunque esta misma capacidad de manipular el sueño también puede hacer que lo modifiques hacia el lado opuesto, si lo que planeas es vivir una experiencia más intensa.
Algunos de los ejercicios para entrenar el control de los sueños lúcidos es anotar lo que hemos soñado nada más despertarnos, pues, de manera general, nada mas despertar recordamos un cincuenta por ciento de lo que hemos soñado, pero tras diez minutos solo recordamos un diez por ciento. Esta técnica de escribir nuestros sueños y releerlos nos ayudará a comprender cuales son nuestras tendencias a la hora de soñar para identificarlos. Otros métodos serían realizar el ejercicio de intentar pensar mientras soñamos, interrumpir el sueño tras unas cinco horas para leer media hora y luego intentar dormir de nuevo, hacer pruebas de realidad en el sueño, intentar volver a experimentar sensaciones únicas que hayamos vivido en otros sueños que recordemos, entre otros ejercicios todo esto nos ayudará a mantener sueños lúcidos con más frecuencia.
Es de noche, en el cielo hay luna llena, pero unas finas nubes nublan un poco la iluminación que esta refleja en el lugar. Me encuentro en las afueras de un extraño sitio, parece el patio de un antiguo campus de estudiantes. El cesped frente a mí esta bien cortado, apenas hay unos cuantos árboles separados a mi derecha, no distingo bien la especie por la luz, pero deduzco que son robles por lo frondoso de sus copas y lo robusto de sus troncos. Me siento intranquilo, no reconozco el lugar y el estar solo no me ayuda. Justo enfrente del jardín veo un pequeño edificio de unas dos plantas de altura, unido por la izquierda a otro edificio más alto y largo de manera perpendicular. Analizo las paredes, las puertas, los marcos de las ventanas y el tejado, pero la poca iluminación poco me deja observar más allá de distinguir que existe decoración en la fachada, aunque no estoy seguro, lo que veo me recuerda a una antigua universidad europea. No se que hacer, observo el recinto desde mi alejada posición pero no distingo luz alguna que proceda de su interior. Hace frio pero lo ignoro, me preocupa más que no distinga señales de vida en un lugar tan grande como este.
Algo se mueve a mi izquierda con prisa, a unos cuantos metros de mí, es un hombre mayor de unos cincuenta años, con el pelo plateado y la barba descuidada, por su vestimenta parece que trabaja aquí. No me siento más tranquilo pero me reconforta saber que no estoy solo. Me acerco hacia él por puro instinto y el ruido que hago al caminar le alerta, cuando se gira un impulso hace que me detenga pues su rostro muestra una mezcla de preocupación y miedo, aunque una vez que me observa la expresión de su cara se relaja. De pronto, me hace un gesto con la mano para que me agrupe con él, y acto seguido empieza a huir hacia el edificio pequeño. Sin pensarmelo dos veces salgo corriendo detrás de él y entramos al recinto por una puerta de madera de dimensiones convencionales.
Tras cruzar por la puerta y cerrarla nos encontramos ante un pequeño recibidor muy mal iluminado, cruzamos por un oscuro pasillo y llegamos a una especie de sala de estar. No se muy bien que pensar, el interior parece aun más pequeño de lo que me imaginaba, la mayoria de las áreas de la sala estan a oscuras y las zonas de luz las crean unas cuantas velas de cera pegadas a la pared y una pequeña lampara de araña en el centro del techo. La decoración es bastante medieval, con diversos cuadros de retratos de gente que desconozco en las paredes. Unos cuantos sillones individuales clásicos y una pequeña mesa redonda en el epicentro de la sala hecha con madera oscura componían el amueblado del salón. Justo bajo mis pies, una alfombra redonda roja con líneas negras ocupa la mayoría de la habitación. Al fondo de la sala en la que estamos veo un vano donde empiezan unas oscuras escaleras de caracol y me acerco a ellas, cuando me dispongo a subirlas, el señor me sujeta del brazo derecho y me da un tirón hacia atrás. En ese momento yo no entiendo que es lo que esta pasando y veo como el hombre traza con las manos, en el borde de la oscuridad de las escaleras, una línea de la que emana un pequeño fuego. Tras realizar esto, el señor se gira y me dice.
- Ten cuidado, el frío está más cerca del mal de lo que el calor del bien - Y acto seguido traza otra línea de fuego en el borde de la oscuridad del pasillo que atravesamos para acceder a esta sala, cubriendo así las dos únicas salidas de la habitación.
El tiempo pasa y todo parece estar en calma, la iluminación de la zona ha mejorado bastante, la luz que emiten las llamas se combina bien con el titilante fuego de las antorchas. La temperatura de la sala ha comenzado a aumentar y el calor hace que me sienta seguro en ese lugar, simplemente estamos esperando, dejando correr el tiempo en silencio. Los minutos pasan y yo sigo tranquilo, estoy sentado en uno de los sillones y la calidez de la situación me provoca la necesidad de cerrar los ojos para relajarme un poco más. Poco después los vuelvo a abrir, todo sigue igual que antes, pero el fuego que sale de la línea del pasillo esta temblando de manera diferente a hace un momento.
De repente me siento desconfiado con la situación, algo raro esta pasando y viene de esa zona. Me levanto y me acerco con cuidado al borde del pasillo, pero mantengo las distancias gracias a ese instinto que comienza a emanar miedo en mí. Pasan unos segundos y nada, no veo nada, solo oscuridad en el pasillo, y silencio, todo estaba igual de tranquilo como cuando habíamos llegado, salvo porque estaba escuchando una leve brisa. No debería de haber viento, juraría que cuando entramos al edificio habíamos cerrado la puerta de madera y, aunque el lugar no era nuevo, se mantenía en buen estado y no había visto grietas. Tengo la necesidad de aguidizar la vista, quiero asegurarme de que todo este correcto pero esa densa oscuridad no me deja ver bien. De un momento a otro, cuando el movimiento de las llamas que me separaban del pasillo se inclinó hacia la oscuridad, vi iluminado el rostro de varios monstruos similares a humanos, pero de un color verde oscuro amarronado, con orejas puntiagudas, ojos oscuros brillantes, con solo dos orificios nasales donde debería de estar la nariz y unos dientes largos y afilados. También distinguí que andaban desnudos, o al menos no tenían prendas en la parte superior que vi. Eran delgados, les notaba los huesos debajo de la piel, pero poseían unos largos brazos que acababan en unas rectas garras que me transmitían miedo. Con el sobresalto del momento decidí apartarme de ahí y me traslade al centro de la habitación, donde vi como mi compañero se iba poniendo cada vez más nervioso mientras se acercaba a la ventana de la sala, donde las llamas de las antorchas estaban iluminando un conjunto de siluetas en el exterior.
Me giré de nuevo hacia el pasillo, observe donde nos encontrabamos algo alarmado y comprendí las palabras del señor, solo para que un instante después notara que algo iba a pasar. Miré alerta hacia el pasillo donde había visto a todos esos monstruos hace un instante, esperé un poco más y me preparé para que cruzaran la pequeña llama que nos separaba, pero para mí sorpresa, un joven vestido de uniforme entró corriendo a la sala donde estabamos el señor y yo. Por sus pintas deduje que se trataba de un estudiante del lugar, pero no entendía como había sido capaz de atravesar aquel pasillo sin un rasguño, simplemente se le veía asustado. Me puse a pensar y lo primero que me vinieron a la cabeza fueron preguntas, ¿cómo ha llegado hasta aquí?, ¿acaso aquellos monstruos se había marchado? Imposible, en la ventana había visto unas siluetas que me recordaron a ellos, pero también cabía la posibilidad de que los monstruos se hubieran ido del pasillo y ya no estuvieran en el edificio, pero entonces, si se habían alejado del edificio, ¿por qué el chico seguía estando tan asustado si ya había escapado de ellos? En ese momento mi vista se había dirigido hacia las llamas por donde había cruzado el alumno y las ví más debiles. Tuve una corazonada, los monstruos no se habían ido, habían dejado el camino libre y habían asustado al chaval para que cruzara, ¿pero para qué?
Tras esa pregunta tuve otra corazonada, esas llamas actúan de barrera, una barrera que los monstruos no pueden atravesar, pero nosotros sí. Seguro que era por eso por lo que el señor se preocupaba tanto cuando me acercaba a ellas, simplemente no quería que rompiera la barrera que nos protegía de aquellos seres. Al terminar esta reflexión volvió a pasar corriendo otro alumno por el pasillo, era un chaval más delgado y pequeño que el anterior, pero esto no me importaba. Miré rápidamente por donde había pasado y vi como en la barrera de fuego había un pequeño espacio que había sido apagado por las pisadas de los chicos al entrar despavoridos en la habitación.
Por aquella brecha, entre las llamas, se empezó a filtrar una densa y pesada niebla.
- ¿Qué coño está pasando aquí? - Pregunté mientras me giraba hacía el señor. Mi tono exigía una respuesta.
- Boiras - Contestó.
Boiras... sentí miedo, no se supone que estén tan cerca de los humanos, su terreno es lo salvaje, los pantanos, los bosques, no las escuelas o universidades construidas por personas. Se me nubló la vista, no sabía a donde ir, solo sabía que donde estaba no estaba seguro. Ese pensamiento me aceleró el corazón y la sangre que bombeó hizo que recuperara la vista, ya no sentía tanto miedo, tan solo preocupación, el instinto de querer salvarme había hecho que empezara a fluir adrenalina por mis venas. Me giré pero no encontré al anciano por ninguna parte, simplemente había desaparecido. No me puse a pensar en ello, tenía asuntos más urgentes de los que preocuparme. Por lo que sabía, las boiras eran inteligentes y, si mi hipótesis era correcta, estaban dirigiendo personas hacia el edificio para destruir la defensa y poder entrar. No dude, mire las llamas de la barrera que separaban la luz de la sala con la oscuridad de las escaleras de caracol y las atravese de una rápida zancada, subí corriendo las escaleras y enseguida llegue a una sala mucho más grande que la anterior.
La estancia era bastante larga, desde mi perspectiva parecía un rectángulo, pero observe que al fondo había una intersección por donde se podía continuar hacia la izquierda, por lo que deduje que la sala continuaría por ahí, aunque no pudiera ver lo que había por el lugar donde me encontraba. La sala estaba muy bien iluminada, a diferencia de la anterior, esta poseía varias lamparas de araña en el techo que emitían bastante luz. Toda la pared de la izquierda estaba repleta de ventanas, aunque todas estaban tapadas por unas gordas cortinas rojas de terciopelo de las que salían unas borlas amarillas de su parte inferior. La parte derecha de la habitación me recordó a una sala de invitados, con un alfombra roja que soportaba varios sillones más refinados que los de la anterior sala, los cuales apuntaban a una acogedora chimenea en la pared, y entremedio, una mesa ovalada de cristal.
Tampoco me fijé mucho en la decoración, lo que realmente llamó mi atención fue el fondo de la habitación. La pared tenía varias ventanas identicas a las de la pared de mi izquierda, pero esta vez las cortinas estaban abiertas, y en medio de dos de aquellas ventanas, una mujer sentada en una silla de madera mirando hacía el lado izquierdo de la intersección que yo no alcanzaba a ver. Desde donde me encontraba no sabía de quién se trataba, pero estaba seguro de que ella tampoco era humana.
Aproveche que no me había visto para acercarme cuidadosamente por el pasillo, utilizando los sillones para que no me notara, pero sin pasar muy cerca de la chimenea para que mi sombra no me delatara. Cuando estuve a una distancia relativamente corta de su espalda no me lo pense dos veces y corrí hacia ella dándole un puñetazo con mi brazo derecho sobre su nuca. El golpe no la tumbó de la silla, apenas le movió la cabeza hacia abajo. Cuando se giró pude ver lo que era, una bruja de agua, con su color azul verdoso de pantano, piel arrugada por la humedad, un pelo raramente trenzado para las de su especie, pero unos ojos terribles y una sonrisa diabólica muy característica. Comenzamos a pelear, bueno, más bien era yo quien lanzaba la mayoría de golpes y no le dejaba tiempo para contraatacar, sabía que un mal golpe de sus garras podría hacer que terminara pronto la batalla a su favor. Entre todo ese movimiento, tuve tiempo de ver de reojo lo que había en el área izquierda de la sala que no pude ver antes. Distinguí a una persona, probablemente otro alumno, completamente descuartizado, y un olor a comida que provenía de una gran olla situada encima de una hoguera flotaba en el ambiente.
La bruja notó que yo me había fijado en aquel escenario y no pudo evitar sonreir triunfantemente, sin embargo, esa imagen no me había afectado, la adrenalina seguía haciendo efecto en mí. Continué golpeandola sin parar, apenas era capaz de sentir que avanzaba en la pelea, por muchos puñetazos, codazos y patadas que le lanzara no mostraba ninguna señal de daño. Al final era yo quien se estaba comenzando a cansar y en uno de estos intercambios de golpes no pude moverme con la misma velocidad que antes y consiguió agarrarme del cuello.
- Tus ataques no me duelen, niño - Me dijo mientras me ahogaba.
Me levantó del suelo y volvió a sonreir. Desde esa posición podía observar mejor lo que estaba cocinando, pero solo pensaba en sobrevivir. Pasaron unos segundos y no conseguía zafarme de ella, me apretaba tanto el cuello que me provocaba convulsiones por la falta de aire. Sabía que lo más probable era que moriría ahí, pero cuando veía la felicidad en su rostro más coraje me daba pensar en morir por su mano. Este odio que me provocaba verla hizó que aún siguiera intentando librarme de su agarre, y justo en ese mismo instante ví por el rabillo del ojo como el primero de los alumnos que había entrado corriendo en la anterior sala acababa de llegar a esta. Me sorprendió ver que justo donde terminaban las escaleras de caracol había una barrera de fuego, no había visto al señor ahí y tampoco recordaba haber cruzado una cuando llegue a la planta superior. De todas formas me daba igual, el fuego no se había debilitado y la presencia del chaval me motivó para seguir luchando. Evité mirar hacia su dirección para que la bruja no se diera cuenta de que había alguien más en el lugar, por su parte, el chico se acercó medianamente rápido y, tras coger una sarten de la mesa, golpeó a la bruja por detrás en la cabeza. El golpe la desequilibró un poco y se tambaleó hacia la pared, soltandome en el proceso. Cuando caí al suelo y recuperé el aliento vi como lo bruja ya había apresado entre sus zarpas al chaval mientras lo golpeaba salvajemente. Furioso me acerqué por detrás y le cogí con mi mano izquierda por las trenzas, le giré la cabeza y, tras mirarle a los ojos, le metí un derechazo en la cara. Se oyó un grito y me desperté, a mi izquierda estaba Ouli adolorida, le había estirado de sus trenzas a la vez que atacaba a la bruja de agua en mi sueño.
Así fue como despertamos de la siesta el día 17 de julio de 2022, un día antes de nuestro segundo aniversario. Lo primero que hice fue disculparme y contarle el sueño que acababa de tener, ella no supo que decirme salvo poner morritos porque seguía enfurruñada. Se que a la hora de contar el sueño no he puesto todos los detalles, pero con esto bastará, creo que es mejor que para el resto se encargue la imaginación.
Mi nombre es David Martinez y soy un chico de 18 años que vive en Tudela, localizada en Navarra, España. Entre mis aficiones podemos encontrar la naturaleza, el baloncesto y la mitología entre otras muchas cosas siendo esta ultima la responsable de que haga esta página web, con la intención de dar a conocer las fascinantes historias y personajes que habitan en los libros, sin necesidad que haya mitos en ellos. Además de querer incentivar la lectura, otra mótivo por el cual he creado esta página es para conservar ciertos generos que he notado que están cayendo en el olvido.
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