Homero

Homero es el nombre asignado al aedo que se le atribuyen la creación de los principales poemas épicos griegos, concretamente la Iliada y la Odisea. En la figura de Homero confluyen realidad y leyenda. La tradición sostenía que Homero era ciego, y varios lugares reclamaban ser su lugar de nacimiento, concretamente los lugares que se atribuían dicho honor eran Quíos, Esmirna, Colofón, Atenas, Argos, Rodas, Salamina, Pilos, Cumas e Ítaca. A Homero también se le atribuyeron otros poemas como la épica menor cómica Batracomiomaquia, el corpus de los Himnos homéricos y varias obras perdidas. Finalmente cabe resaltar que persiste el debate sobre si Homero fue una persona real o bien el nombre dado a uno o más poetas orales que cantaban obras épicas tradicionales.

La Iliada

La Iliada es una epopeya griega atribuida a Homero, nos narra los acontecimientos que ocurrieron durante la guerra de Troya, concretamente 51 días del decimo y último año. Tanto la Ilíada como la Odisea fueron consideradas por los griegos de la época clásica y por las generaciones posteriores como las composiciones más importantes en la literatura de la Antigua Grecia y fueron utilizadas como fundamentos de la pedagogía griega. Ambas forman parte de una serie más amplia de poemas épicos de diferentes autores y extensiones denominado ciclo troyano, en la Iliada podremos observar los acontecimientos desde el comienzo de la colera de Aquiles hasta el funeral de Hector. En esta página vamos a apreciar un resumen de los diferentes capitulos que componen esta obra.

Guerra de Troya

Canto I: Después de una invocación a la divinidad, Crises, sacerdote de Apolo, va al campamento aqueo para rescatar a su hija que había sido hecha cautiva y adjudicada a Agamenón, el cual desprecia al sacerdote y se niega a devolver a su hija despidiendolo entre amenazadoras palabras. Apolo indignado suscita una terrible peste en el campamento provocando muerte. Aquiles reúne a los guerreros en el ágora por inspiración de Hera y, habiendo dicho el adivino Calcante que hablara sin miedo, se termina sabiendo que el comportamiendo de Agamenón con el sacerdote Crises causo el enfado del dios. Al escuchar esto Agamenón se irrita y pide que si él devuelve la esclava se le concederá otra recompensa, y Aquiles responde que la recibirá tras tomar Troya, iniciando una discusión entre el caudillo supremo del ejército y el héroe más valiente. Aquiles desenvaina la espada y Atenea le impide que mate a Agamenón, por lo que a costa de esto, le insulta, provocando que Agamenón le amenace con quitarle a su esclava Briseida ignorando la amonestación de Néstor. Se disuelve el ágora y el rey envía a dos heraldos a por Briseida mientras Ulises y otros griegos devuelven a Criseida a su padre. A su vez Aquiles pide a su madre Tetis que suba al Olimpo e impetre a Zeus para que le conceda la victoria a los troyanos y así Agamenón sea castigado. Tetis cumple el deseo de su hijo y Zeus accede, provocando una disputa entre él y su esposa Hera que consigue apaciguar Hefesto. La concordia vuelve a reinar en el Olimpo y los dioses celebran un espléndido festín hasta la puesta del sol.

Canto II: Para cumplir con lo prometido a Tetis, Zeus envía un engañoso sueño a Agamenón y le aconseja que levante el campamento y regrese a casa. Agamenón convoca el consejo de los jefes y luego la asamblea general de todos los guerreros, que aceptan la propuesta, por lo que Agamenón, bajo la incitación de Atenea, debe intervenir para insuflar coraje y buenas esperanzas a los aqueos. Después de varios incidentes y de enumerar los pueblos que forman los ejércitos griego y troyano, suceden tres grandes batallas.

Canto III: La primera batalla se interrumpe para que se verifique el combate singular de Alejandro y Menelao, con el fin de que se evite el derramamiento de sangre y acordar la recompensa del ganador concretamente quien se quedará con Helena, pero no se llega a procudir ningún resultado porque cuando Alejandro va a ser derrotado a manos de Menelao, la diosa Afrodita, su madre, lo arrebata por los aires y lo lleva al lado de Helena, salvandolo.

Canto IV: Menelao busca a su rival Paris por el campo de batalla y recibe en la cintura el impacto de una flecha lanzada por Pándaro, quien había sido incitado por la diosa Atenea que seguía ordenes de su padre Zeus, aunque esta se asegura desviando el disparo a otra área más protegida de que la herida no sea mortal para el espartano, de esta forma se rompe la tregua covenida por los dos ejércitos y da comienzo a la batalla.

Canto V: Comienza la batalla y rápidamente destaca Diomedes, quien vendecido por Atenea, hace una masacre de troyanos por donde pasa. Diomedes se encuentra con Pándaro y con Eneas, y el primero le daña en el ijar con su lanza, pero el griego le atraviesa la boca con su lanza, en ese momento Eneas baja del carro para recuperar el cadaver y Diomedes aprovecha para herirle con una piedra, y cuando iba a rematarlo Afrodita interviene pero termina siendo atacada y dañada en la mano por el Tidida, lo que provoca que sea Apolo quien deba intervenir para salvar a Eneas. En otra ocasión, se dispone a enfrentarse a Héctor pero el dios Ares, quien esta masacrando a los griegos, se interpone, aunque con la ayuda de Atenea consigue esquivar su lanza y herirlo en el costado, provocando que el dios huya sangrando al Olimpo donde lo cura Peón.

Canto VI: Por la superioridad aquea, Héctor regresa a Troya y ordena a las mujeres se congracien con Atenea con plegarias y ofrendas, posteriormente se dispone a regresar al campo de batalla pero antes se encuentra con su esposa Andrómaca y con su hijo Astianacte, que aún es muy joven. Tienen una conversación donde se destaca el comportamiento de Héctor, un héroe inocente que se sacrifica por Troya para intentar salvar a su pueblo, mientras que las mujeres lloraban por él ya que creían que no regresaría vivo de la contienda. Aparece Paris, quien había tardado en acudir con Hector e hizo esperar por ello a los troyanos que estan combatiendo. Mientras tanto Diomedes intercambia armaduras con Glauco, quienes descubren que sus familias tenían lazos de amistad.

Canto VII: Hector y Paris casusan estragos en las filas griegas y Héleno, su hermano con dotes adivinatorias, le informa que su muerte aun no esta cerca. Al escuchar esas palabras Héctor desafía a los héroes aqueos, los cuales se mostraban reticentes hasta que Néstor los reprendió, por lo que entre nueve voluntarios se hizo un sorteo para ver quien sería el afortunado que lucharía contra el troyano. Gana Ayax de Telamón y entablan un duelo que dura todo el día, y al terminar ambos se honran regalando el troyano su espada y el griego su cinto. Se pacta una tregua de un día para enterrar a los muertos y los aqueos aprovechan para construir un muro en torno al campamento.

Canto VIII: La batalla es favorable para los troyanos que terminan quedando vencedores, pernoctando en el campo en vez de retirarse a la ciudad y así poder rematar la victoria al día siguiente. Zeus, en la asamblea divina, había prohibido a los inmortales acudir en socorro de los hombres pero Hera y Atenea incumplen la orden, encolerizando a Zeus y mandando a Iris a por ellas tras transmitir sus amenazas.

Canto IX: Agamenón propone retirarse y terminar con la batalla, provocando la oposición de Diomedes, por lo que el rey, arrepentido y lamentando su disputa con Aquiles y aconsejado por el anciano Néstor, despacha a Ulises, Ayante y al viejo Fénix como embajadores ante Aquiles para solicitar su ayuda, con plenos poderes para prometerle la devolución de Briseide y abundantes regalos que compensen la afrenta sufrida. Pero Aquiles, tras acoger honorablemente a los invitados, se mantiene obstinado a inflexible rechazando la petición de Agamenón ya que continua estando ofendido por sus acciones.

Canto X: Aqueos y troyanos quieren espíar los movimientos del contrario. Agamenón y Menelao envían a Ulises y Diomedes, por su parte Héctor envía a Dolón por su fama de gran corredor, quien termina siendo capturado por los dos primeros, los cuales le interrogan y decapitan tras sacarle la información. Diomedes y Ulises se adentran en el campamento troyano y asesinan a los soldados tracios y a su rey Reso, robando los hermosos caballos de este para salir huyendo.

Canto XI: Comienza la batalla y los aqueos la van ganando, pero Zeus informa a Héctor que deben herir a Agamenón para sacar ventaja, por lo que mientras el combate iba avanzando, Agamenón terminó herido por Coón y se retiró. Los troyanos avanzaban y Diomedes terminó siendo herido por una flecha de Paris, al final solo quedaba Ulises quien, tras ser herido por Soco, fue rescatado por Menelao y Ayax de Telamón. Aquiles manda a Patroclo para que pregunte a Nestor quien es el herido que trae, resulta ser Macaón. Al regresar Patroclo se encuentra con el herido Eurípido, a quien trata para curar su herida.

Canto XII: Los troyanos asaltan el campamento aqueo y los dos Ayantes, Licomedes, Menesteo, entre otros griegos, consiguen mantener a Sarpedón y Glauco junto a los troyanos en un combate parejo. Héctor, con una gran piedra, derriba la puerta de entrada al campamento y abre una vía de acceso a sus tropas, las cuales no dudan en arrasar con todo lo que encuentran provocando que los dánaos huyan para refugiarse en sus naves.

Canto XIII: Zeus, cuya voluntad dirigía los acontecimientos, abandona temporalmente sus planes y deja de intervenir en la batalla. Posidón aprovecha la circunstancia para organizar la resistencia en el bando aqueo. Al sufrir la presión de los troyanos por la izquierda y por el centro, inician el contraataque por la derecha donde una dura batalla comenzó, destacando entre ambos ejercitos Idomeneo, Eneas, Paris, los dos Ayax, Héctor, entre muchos otros valerosos guerreros.

Canto XIV: Zeus, mediante un engaño de su esposa Hera que había acudido anteriormente a Afrodita, cae rendido por el sueño y Posidón se pone al frente de los aqueos justo cuando Agamenón estaba a punto de rendirse nuevamente. En un duro combate, los troyano llegan a las naves pero Ayax de Telamón hiere con una piedra a Héctor, quien termina retirandose. Los aqueos comienzan a tomar la iniciativa, recuperando terreno hasta más alla del foso y muro del campamento aqueo.

Canto XV: El Cronida se despierta y, enfurecido con Hera, le asegura que los troyanos ganaran la contienda a menos que Aquiles decida entablar combate. Zeus le da fuerzas a Héctor y Apolo ayuda a los troyanos en el contraataque, llegando de nuevo a las naves aqueas obligando a que muchas se pongan en fuga, pero gracias al valiente hijo de Telamón, quien no quería huir, consiguió mantener el combate en las naves aqueas durante un tiempo.

Canto XVI: Al advertir como va la guerra, Patroclo suplica a Aquiles que rechace al enemigo pero este se rehusa, por lo que Patroclo le ruega que, por lo menos, le preste sus armas y le permita ponerse al frente de los mirmídones para ahuyentar a los troyanos. Aquiles acepta, y le recomienda que se vuelva atrás cuando los haya echado de las naves, pues el destino no le tiene reservada la gloria de destruir Troya. Patroclo avanza y consigue poner la batalla a favor de los aqueos recuperando el campamento y causando estragos en las filas troyanas, sin embargo, enardecido por sus hazañas, entre ellas la de dar muerte a Sarpedón, hijo de Zeus, persigue a los troyanos por la llanura hasta llegar a la ciudad, y mediante la ayuda de Apolo, quien le desata la coraza, Euforbo lo hiere y Héctor lo mata.

Canto XVII: Se entabla un encarnizado combate entre aqueos y troyanos para apoderarse de las arenas y el cadáver de Patroclo, mientras que los primeros quieren vengar su muerte, los segundos quieren apropiarse de las armas de Aquiles. Al final Hector consigue hurtar su armadura pero, Menelao y Meriones, protegidos por los dos Ayax, consiguen recuperar el cadaver de Patroclo y lo cargan a sus espaldas para llevarselo al campamento.

Canto XVIII: Antíloco informa a Aquiles de la muerte de su amigo Patroclo, por lo que el héroe, enfurecido, decide terminar con su resignación a luchar y se dispone a combatir para vengar la muerte de su compañero. Para esto Tetis, la madre de Aquiles, le pide a Hefesto que fabrique unas nuevas armas divinas para que su hijo pueda usarlas en el combate, ya que las anteriores las había robado Héctor. Por el otro lado, los troyanos se reunen para decidir como continuaran luchando, e ignorando nuevamente a Polidamante, quien les llevaba aconsejando sabiamente desde el asalto al campamento aqueo, Héctor decide luchar fuera de las murallas en lugar de resguardarse dentro de ellas.

Canto XIX: Aquiles recibe, de las manos de su madre Tetis, la armadura que le ha sido fabricada por el dios Hefesto y se prepara para la batalla, pero antes decide reconciliarse con Agamenón, quien le devuelve a Briseida, la cual lamenta profundamente la muerte de Patroclo ya que siempre le fue afable, y le honrara con más regalos. El ejercito aqueo también se prepara para la batalla que va a tener lugar.

Canto XX: Zeus, al descubrir que Aquiles ya regresa a la batalla, permite al resto de dioses que intervengan en el combate y favorezcan al bando que más les agrade, pero muchos no se ponían de acuerdo de a quien debían favorecer. Aquiles provoca una gran matanza de troyanos, dejando tantos muertos que obstaculizó las corrientes del rio Janto, por otro lado se enfrentó a Eneas, al que casi le dió muerte si no hubiera intervenido Poseidón.

Canto XXI: Aquiles continua masacrando las filas troyanas, obligandolas a huir, pero este les persigue enviando más cadaveres al rio, por lo que este, adoptando una figura humana, le pide que cese de envíar cadaveres a sus aguas pero Aquiles le informa que seguira provocando muerte. Escamandro pide ayuda al rio Simoente e intenta ahogar a Aquiles, y casi lo consigue, si Hefesto no lo hubiera detenido bajo ordenes de su madre Hera. Atenea vence a Ares y a Afrodita, Hera derrota a Artemisa y Apolo se rinde contra Poseidón, también Hermes decide concederle la victoria a Leto mientras Zeus observaba desde su asiento. Apolo infundió valor a Agenor para que enfrentara a Aquiles, y cuando estuvo a punto de ser vencido, creó una niebla donde cambió puestos con él, huyendo y alejando al héroe griego permitiendo que Priamo pudiera abrir las puertas para que entraran los troyanos en la ciudad.

Canto XXII: Aquiles, enfurecido con Apolo, le dice que se vengaría de él si pudiera, y tras estas palabras torna al campo de batalla para encontrarse con Héctor en las puertas de la ciudad de Troya, quien le estaba esperando, pero se encontraba arrepentido por no haber escuchado los consejos de Polidamante y cree haber condenado a su pueblo. Al ver como se acercaba Aquiles, el miedo se apodera de él y huye, provocando que Aquiles le persiga y terminan dando tres vueltas a la ciudad de Troya. Zeus coge la balanza de oro y ve que el destino condena a Héctor, el cual, engañado por Atenea, se detiene y enfrenta a Aquiles en un duelo, pero termina encontrando la muerte a manos de este, quien sabe que sucumbirá poco después de la muerte del caudillo troyano. Aquiles ata el cadaver de Héctor a su carro y se lo lleva arrastrando a las naveas aqueas, provocando el llanto de la ciudad.

Canto XXIII: Aquiles celebra unos espléndidos funerales en honor de Patroclo, el cual se le aparece y le pide sepultura para que pueda descansar en paz, y este lo cumple mientras deshonra el cadaver de Héctor arrastrandolo con su carro alrededor del túmulo de Patroclo y dejandolo a la intemperie, por lo que los dioses Afrodita y Apolo cuidan el cuerpo para conservarlo de los peligros a los que es expuesto. Se celebran carreras de carros, lucha libre, lanzamiento de peso, tiro con arco y lanzamiento de lanza, mientras que Aquiles va dando recompensas a los participantes.

Canto XXIV: Los dioses se apiadan de Héctor y Zeus encarga a Tetis que amoneste a su hijo para que devuelva el cadáver, a la vez que manda a Priamo por medio de Iris que con un solo heraldo vaya con magníficos presentes a la tienda de Aquileo para rescatar el cuerpo de Héctor. Príamo obedece y parte con el heraldo Ideo y dos carros llenos de presentes guiados por el dios Hermes hasta la tienda del héroe. Príamo entra a la tienda y, echándose a los pies de Aquiles, le dirige la súplica más conmovedora. Tras lamentarse ambos de sus perdidas, Aquiles entrega el cadáver del principe troyano y los dos ancianos lo conducen a Troya, donde se celebran con toda solemnidad las honras fúnebres de Héctor, que era el principal sostén de la ciudad asediada, mientras Aquiles respeta el plazo de once días que le había pedido Priamo.

Aquiles arrastrando a Héctor
Duelo
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Mi nombre es David Martinez y soy un chico de 18 años que vive en Tudela, localizada en Navarra, España. Entre mis aficiones podemos encontrar la naturaleza, el baloncesto y la mitología entre otras muchas cosas siendo esta ultima la responsable de que haga esta página web, con la intención de dar a conocer las fascinantes historias y personajes que habitan en los libros, sin necesidad que haya mitos en ellos. Además de querer incentivar la lectura, otra mótivo por el cual he creado esta página es para conservar ciertos generos que he notado que están cayendo en el olvido.

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